La concepción orteguiana sobre
la realidad se funda en el yo, la vida personal de cada uno, y este yo
individual se conoce a si mismo debido a la relación inevitable con las cosas y
los otros hombres, su circunstancia. En esta relación con los otros es donde el
hombre se forma como tal, asegura su propia existencia, su circunstancia es una
parte de su yo, que descubre cada vez más en la interioridad y la
interpersonalidad, expresa su humanidad interior mediante la técnica,
exterioriza su propia vivencia de las cosas y las adapta a su condición, se
proyecta en lo que no es él, humaniza su entorno y así se humaniza a sí mismo,
asegura su existencia.
El Barril De Diógenes
Blog Para la Difusión de la Licenciatura en Filosofía de la Universidad Autónoma de Tlaxcala
miércoles, 10 de junio de 2015
martes, 9 de junio de 2015
UNA VIDA SIN REFLEXIÓN NO ES DIGNA DE SER VIVIDA
Este es nuestro cartel ( de la actividad integradora de 5º semestre) la cual representa latinoamerica y su esencia, y la filosofía. ¨
¨EL CONOCIMIENTO COMO TRANSFORMACIÓN DEL MUNDO Y LA HISTORIA¨
¨EL CONOCIMIENTO COMO TRANSFORMACIÓN DEL MUNDO Y LA HISTORIA¨
Marco Antonino
lunes, 8 de junio de 2015
Los presocraticos: Parménides de Elea
Parménides de Elea fue un filósofo griego. Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C. En la ciudad de Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia (Italia). Parménides escribió una sola obra: un poema filosófico en verso épico del cual nos han llegado únicamente algunos fragmentos conservados en citas de otros autores. Los especialistas consideran que la integridad de lo que conservamos es notablemente mayor en comparación con lo que nos ha llegado de las obras de casi todos los restantes filósofos presocráticos, y por ello su doctrina puede ser reconstruida con mayor precisión.
Parménides de Elea introduce la mayor revolución que se conoce en la historia del pensamiento humano. El lleva a cabo la hazaña más grande que el pensamiento occidental, europeo, ha cumplido desde hace veinticinco siglos; tanto que seguimos viviendo hoy en los mismos carriles y cauces filosóficos que fueron abiertos por Parmenides, y por donde éste empujó, con un empujón gigantesco, el pensamiento filosófico humano.
La filosofía de Parménides no se puede entender bien, sino se pone en relación polémica con la filosofía de Heráclito. Los manuales de historia de la filosofía, que están al alcance de ustedes, no entienden por lo general la filosofía de Parménides, porque la desligan, porque no perciben la relación entre ella y la filosofía de Heráclito. El pensamiento de Parménides madura, crece, se multiplica en vigor y en esplendor, conforme va acometiendo la crítica de Heráclito. Se desarrolla en la polémica contra Heráclito.
Parménides sostenía que todos los datos que adquirimos a través de los sentidos son meras percepciones, y por tanto, subjetivas; así, sería un error creer que las cosas son tal como se nos aparecen. No acepta que el ser puede considerarse al mismo tiempo ser o no ser. El ser se caracteriza por lo siguiente: eterno, sin principio ni fin, inmóvil, llena todos los espacios ya que no admite modificaciones. Este ser sólo es captado por la inteligencia, que es al mismo tiempo camino de la verdad.
Bibliografía
1. García Morente, Manuel. Lecciones preliminares de filosofía. Porrúa, México, 1971.
2. Xirau, Ramón. Introducción a la historia de la filosofía. UNAM, México, 1990.
lunes, 1 de junio de 2015
Los Presocráticos: Pitágoras
Pitágoras
(isla de Samos, actual Grecia, 572 a.C.-497 a.C.Metaponto, hoy
desaparecida, actual Italia) Filósofo y matemático griego. Se
tienen pocas noticias de la biografía de Pitágoras que puedan considerarse
fidedignas, ya que su condición de fundador de una secta religiosa propició la
temprana aparición de una tradición legendaria en torno a su persona.
Parece seguro que Pitágoras fue hijo de Mnesarco y que la
primera parte de su vida la pasó en Samos, la isla que probablemente abandonó
unos años antes de la ejecución de su tirano Polícrates, en el 522 a.C. Es
posible que viajara entonces a Mileto, para visitar luego Fenicia y Egipto; en
este último país, cuna del conocimiento esotérico, se le atribuye haber
estudiado los misterios, así como geometría y astronomía.
Algunas fuentes dicen que Pitágoras marchó después a
Babilonia con Cambises, para aprender allí los conocimientos aritméticos y
musicales de los sacerdotes. Se habla también de viajes a Delos, Creta y Grecia
antes de establecer, por fin, su famosa escuela en Crotona, donde gozó de
considerable popularidad y poder.
La comunidad liderada por Pitágoras acabó, plausiblemente,
por convertirse en una fuerza política aristocratizante que despertó la
hostilidad del partido demócrata, de lo que derivó una revuelta que obligó a
Pitágoras a pasar los últimos años de su vida en Metaponto.
La comunidad pitagórica estuvo seguramente rodeada de
misterio; parece que los discípulos debían esperar varios años antes de ser
presentados al maestro y guardar siempre estricto secreto acerca de las
enseñanzas recibidas. Las mujeres podían formar parte de la cofradía; la más
famosa de sus adheridas fue Teano, esposa quizá del propio Pitágoras y madre de
una hija y de dos hijos del filósofo.
El pitagorismo fue un estilo de vida, inspirado en un ideal
ascético y basado en la comunidad de bienes, cuyo principal objetivo era la
purificación ritual (catarsis) de sus miembros a través del cultivo de un saber
en el que la música y las matemáticas desempeñaban un papel importante. El
camino de ese saber era la filosofía, término que, según la tradición,
Pitágoras fue el primero en emplear en su sentido literal de «amor a la
sabiduría».
También se atribuye a Pitágoras haber transformado las
matemáticas en una enseñanza liberal mediante la formulación abstracta de sus
resultados, con independencia del contexto material en que ya eran conocidos
algunos de ellos; éste es, en especial, el caso del famoso teorema que lleva su
nombre y que establece la relación entre los lados de un triángulo rectángulo,
una relación de cuyo uso práctico existen testimonios procedentes de otras
civilizaciones anteriores a la griega.
jueves, 28 de mayo de 2015
Los presocraticos: Anaximenes
Anaxímenes de Mileto
(588 a.C. 534
a.C.) Filósofo griego. Discípulo de Anaximandro y de Parménides, se distinguió
sobre todo como meteorólogo y de astrónomo, además de filósofo se
desconocen la mayor parte de los detalles de la biografía de Anaxímenes y de
sus actividades. Según el historiador Apolodoro, Anaxímenes vivió hacia la
época de la toma de Sardes y murió antes de que la ciudad de Mileto fuera
destruida (494 a.C.).
Miembro de la escuela milesia, Anaxímenes afirmó que el
principio material y primero, el origen de todas las cosas (arché) era el aire,
sustancia sensible, pero que raya en lo incorpóreo. Explica el origen de todas
las cosas a partir de un doble proceso por el que el aire se modifica:
rarefacción, que da origen al fuego, y condensación, del que se derivan las
nubes, el agua, la tierra y las rocas.
Con estas dos nociones, Anaxímenes explica los cambios de la
naturaleza, o lo que es lo mismo, dos modalidades de movimiento: cuantitativa y
cualitativa. El mundo entero está envuelto en el aire como en su propia alma.
La misma alma humana, fundida en el alma del mundo, es también aire. De esta
manera concibió el mundo como un ser vivo, análogamente a como concebía el alma
de los hombres: «De la misma manera que nuestra alma, que es aire, nos
sostiene, igualmente un soplo y el aire envuelven el mundo entero.» En su
concepción, la Tierra es plana y flota, pero no ya sobre el agua, como quería
Tales, sino en el aire; sostuvo también que los astros no se mueven bajo la
Tierra sino en torno a ella.
- Ramón Xirau. Introducción a la historia de la filosofía.
Febrero 2014. El colegio nacional México.
- Ramón Xirau. Introducción a la historia de la filosofía. Febrero 2014. El colegio nacional México.
domingo, 24 de mayo de 2015
Los presocràticos: Anaximandro
Buscó
Anaximandro, como Tales, el elemento primordial y básico de todas las cosas; pero
decidió que ese elemento no podía ser ninguna clase particular de materia, tal
como el agua, puesto que el agua, o lo húmedo, era en sí mismo uno de los
"contrarios" cuyos conflictos y recíprocas invasiones había que
explicar. Si el cambio, el nacimiento y la muerte, el crecimiento y la
decrepitud, se deben a un conflicto, al auge de un elemento a expensas de otro,
entonces, si se supone que todo es en realidad, en el fondo, agua resulta
difícil entender por qué los demás elementos no han sido disueltos desde hace
ya mucho tiempo por el agua. Anaximandro llegó, pues, a concebir que el
elemento primero, el Urstoff, era indeterminado. Era más primitivo que
los opuestos, por ser aquello de lo que éstos salían y a
lo que volvían al corromperse[1].
Este
elemento primigenio (ἀρχή) fue
llamado por Anaximandro -y, según Teofrasto, él fue el primero en darle tal
nombre- la causa material. "No es ni el agua ni ningún otro de los
llamados elementos, sino una .naturaleza diferente de ellos e infinita, de la
cual proceden todos los cielos y los mundos en éstos
encerrados". Es Ͳὸ ἄπειρον[2], (esta
palabra significa literalmente infinito, no en el sentido matemático sino en el
de ilimitación o indeterminación. Es la maravillosa totalidad del mundo, en que
el hombre se encuentra con sorpresa), la sustancia sin límites. "Eterna y
sin edad", "abarca todos los mundos". El "ἄπειρον" en el mundo griego era identificado con el Caos, creencia donde el Cosmos,
ordenado, procede del Caos que ya expresaba la Teogonía de Hesíodo[3]:
Mucho antes de todas las cosas existió el Caos;
Después, la tierra espaciosa.
Y el amor, que es el más hermoso de todos los inmortales.
Hay
una pluralidad de innumerables mundos coexistentes. Cada uno de ellos es
perecedero, pero parece ser que hay un número ilimitado de ellos que existen
simultáneamente, viniendo los mundos a la existencia en virtud de un movimiento
eterno. "Y, además, había un movimiento eterno en el que se engendraban
los cielos". Este eterno movimiento parece haber sido una ἀπόχρισις o "separación
clasificatoria", una especie de criba como la que hallamos en la doctrina
pitagórica reseñada en el Timeo de Platón. Luego que las cosas fueron
separadas unas de otras, el mundo, tal como nosotros lo conocemos, se formó
mediante un movimiento arremolinado o δίνη -los elementos más pesados, que eran
la tierra y el agua, permanecían en el centro del remolino, el fuego salía
despedido hacia la circunferencia y el aire quedaba en medio[4].
Esta
naturaleza es, además, principio: de ella surgen todas las cosas: unas llegan a
ser, otras dejan de ser, partiendo de esa ἀρχή, pero ella permanece
independiente y superior a esos cambios individuales. Las cosas se engendran
por una segregación, se van separando del conjunto de la naturaleza por un
movimiento como de criba, primero lo frío y lo caliente, y luego las demás
cosas. Este engendrarse y perecer es una injusticia, una ἀδιχία, un predominio injusto
de un contrario sobre otro (lo caliente sobre lo frío, lo húmedo sobre lo seco,
etc…). Por esta injusticia existe el predominio de las cosas individuales. Pero
hay una necesidad que hará volver a las cosas a ese fondo último, sin
injusticias, el apeiron, inmortal e incorruptible, donde no predominan unos
contrarios sobre los otros. La forma en que ha de ejecutarse esa necesidad es
el tiempo. El tiempo hará que las cosas vuelvan a esa unidad, a esa quietud e
indeterminación de la ϕίσις, de donde han salido injustamente[5].
Además
afirmo que La tierra no es un disco, sino un cilindro de poca altura,
"como un tambor de columna". Está
en medio, manteniendo una posición de centro. La luna tiene una luz falsa, y
está iluminada, desde el sol, y el sol no es menor que la tierra y es purísimo
fuego[6].
La
vida salió del mar, y las formas actuales de los seres vivientes son el resultado
de su progresiva adaptación al medio ambiente. Anaximandro hace una audaz y
aguda conjetura sobre el origen del hombre: ...dice también que en el principio
nació el hombre de animales de otra especie, pues mientras los demás animales
encuentran muy pronto de qué alimentarse, solamente el hombre necesita un largo
período de lactancia, por lo que, si originariamente hubiese sido como es ahora,
nunca habría podido sobrevivir"[7]
[1]
Frederick Copleston, Historia de la
Filosofía, Vol. I Grecia y Roma, Ariel,
Barcelona, 1994, p. 39.
[2] Ibídem.
[3]
Rafael Gambra, Historia Sencilla de la
Filosofía, Minos, Madrid, 2005, p.48.
[4]
Frederick Copleston, Historia de la
Filosofía, Vol. I Grecia y Roma, Ariel,
Barcelona, 1994, p. 40.
[5]
Julián Marías, Historia de la Filosofía,
Revista de Occidente, Madrid, 1972, p. 14.
[6]
Diógenes Laercio, Vida, opiniones y
sentencias de los filósofos más ilustres, Libro II, 1, Alianza, Madrid,
2007, p. 91.
[7]
Frederick Copleston, Historia de la
Filosofía, Vol. I Grecia y Roma,
Ariel, Barcelona, 1994, pp. 39-40.
Los presocráticos: Tales de Mileto
Los primeros
filósofos que pretendieron hallar una explicación sobre el orden,
naturaleza y origen del Universo, fueron conocidos como presocráticos,
pues sus preguntas trataban de determinar cual era el orden del cosmos y
el origen de todas las cosas, que en griego se dice arjé. También se
les conoce como cosmogónicos; se les considera presocráticos porque sus
temas son anteriores en tiempo e importancia a las preocupaciones de
Sócrates. Su gran aportación consistió en mostrarnos que el Universo
podía ser entendido de manera ordenada y racional.
Las fuentes procedentes de Diógenes Laercio y de Suidas datan el nacimiento de Tales en torno al año 640 a.n.e., y su muerte hacia el 545. Ahora bien, la fecha, generalmente aceptada, de la madurez de Tales es el 585, año en que tuvo lugar un eclipse de sol que el milesio Tales predijo, según testimonio de Herodoto (I, 74) y de Plinio (Hist. Nat. II, 53). Si suponemos que en esta fecha tenía entre 40 y 45 años (edad aceptada como propia de la madurez de un pensador), entonces la fecha de su nacimiento no debe situarse más allá del 630 ó 625 a.n.e., fecha que concuerda aproximadamente con la de la olimpíada 39 (624) que transmite también Diógenes Laercio (I, 37-38).
Los testimonios nos informan de dos obras atribuidas a Tales (una, denominada Astrología Náutica, y otra Sobre los solsticios y los equinoccios), sin embargo, los propios testimonios conceden escaso valor a estas informaciones. Lo que sí parece cierto es que Tales visitó Egipto, según testimonio de Josepho y de Aecio, quien le atribuye, además, una teoría sobre las crecidas del Nilo (De placitis reliquiae, IV, 1, 1). Refuerzan esta noticia Plinio (Hist. Nat. XXXVI, 82) y Plutarco (Septem sapientium convivium, 147a) que informan que Tales descubrió la forma de conocer la altura de las pirámides.
La tradición considera a Tales como uno de los siete sabios (junto a Bias, Solón, Quilón, Pítaco, Cleóbulo y Periandro), con los atributos propios del sabio distraído que cae a un pozo por ir observando las estrellas (Platón, Teeteto, 174a), o como el sabio desinteresado a quien no interesan las riquezas, pero que demuestra a sus conciudadanos «qué fácil resulta a los filósofos enriquecerse cuando quieren hacerlo» (anécdota de las prensas de aceite, en Aristóteles, Política, I, 11, 1259a).
Otras veces, Tales es presentado como el arquetipo de científico interesado por múltiples especialidades, aún en estado embrionario, como la astronomía (eclipse de sol del 585) y la geometría. A Tales se le atribuye el descubrimiento de cinco teoremas geométricos. En primer lugar, el teorema relativo a la proporcionalidad de los segmentos cortados por rectas paralelas. El teorema, de dudosa atribución a Tales a pesar de llevar su nombre en la mayoría de los tratados elementales de geometría, aparece demostrado por primera vez en el libro VI de los Elementa de Euclides. No obstante, la atribución no carece de fundamento pues Tales lo habría, al menos, ejercitado en la determinación de la altura de las pirámides. Proclo atribuye, además, a Tales los tres teoremas siguientes (Diels-Kranz, 11 A 20): de la bisección del círculo, de la igualdad de los ángulos de la base en un triángulo isósceles, y de la igualdad de los ángulos opuestos por el vértice. Por último, según nos transmite D. Laercio (I, 24-25), Panfila atribuye a Tales el descubrimiento del teorema del triángulo diametral.
La Jonia (Azul), en Asia Menor, fue una de las zonas de influencia Griega con varias colonias importantes como Samos, Éfeso y la propia Mileto. |
La imagen de Tales que las anécdotas de Herodoto nos transmiten es la imagen, no ya de un científico especializado, sino de un hombre práctico, de un ingeniero que presenta al rey Creso (en su campaña contra Ciro) un expediente para desviar el río Halis (Herodoto, I, 75), o de un organizador político que antes de la ruina de la Jonia aconseja la federación de sus ciudades con una junta suprema en Teos (Herodoto, I, 170).
Pero la tradición considera a Tales no sólo como un sabio, un científico o un hombre práctico, sino, ante todo como un filósofo, más aún, como el fundador de la Filosofía (Aristóteles, Laercio). En este sentido, Tales habría enunciado, de acuerdo con la escasa información de los testimonios, las tres tesis filosóficas siguientes:
- a) La fuente o principio de todas las cosas es el agua.
- b) La tesis del hilozoísmo. Es decir, que todas las cosas, incluso las aparentemente inanimadas, tienen vida: «todo está lleno de démones».
- c) Que el cambio y la generación se explican por medio de la condensación y de la rarefacción.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)